He comprado hace poco un libro muy interesante del maestro Robert Dilts llamado “creación de modelos con PNL” de la editorial Urano (1998)
En él, se definen diversas metodologías para la aplicación de la programación neurolinguística en las habilidades directivas, personales, emocionales… La PNL es para mí una herramienta de trabajo valiosísima y cuando tenga un poquito más de tiempo, escribiré en detalle qué es para que sirve etc… de momento le dejo a la wiki el tema divulgativo
Bien, como toda “teoria”, la PNL tiene unas premisas o puntos de partida. Uno de ellos, se llama “ley de la variedad requerida” y viene a decir que para que algo o alguien se adapte y sobreviva adecuadamente al sistema al que pertence y del que se alimenta, es necesario una flexibilidad mínima. Esa flexibilidad, para que sea exitosa, debe ser proporcional al grado de probabilidad de que sucedan cambios en el sistema.
Esto tiene mucho que ver con el liderazgo. En sistemas inestables, según este principio, el miembro con mayor flexibilidad es el que actúa como catalizador del sistema. La elección de los líderes debería ir por estas lindes. No elijamos a líderes capaces de mantener el sistema inalterado, sino a líderes capaces de catalizar la flexibilidad.
También tiene mucho que ver con la creatividad. Cuánto más flexible es nuestro pensamiento frente a cómo conseguir un objetivo, mayor número de caminos descubriremos para acceder al objetivo marcado.
Y hablando de flexibilidad, un estudio llevado a cabo por Steps Leaders, dice que las mujeres son mejores líderes en épocas de inestabilidad.
Hablando en plata, hombres y mujeres somos complejos, distintos y lo más importante, complementarios a la hora de “ver el mundo” No existe un modelo de liderazgo tipificado, pero nuestros esquemas de pensamiento son distintos, ya que entre otras cosas, la fisionomía de nuestro cerebro es distinta, ya sean en el tamaño del lóbulo frontal, parietal o la "simple" conexion neuronal.
Esto le da a la mujer (a priori) una mayor adaptabilidad frente a situación de crisis o de desgaste emocional. Si bien la mujer tiene, en general, mayores dificultades en su autocontrol emocional, no deja que las emociones le paralicen en la toma de decisiones y asume el riesgo como parte del juego.
La consultora Houston confirma el lento crecimiento de las mujeres en los puestos ejecutivos. Dice a su vez, y es algo muy latente, que existen dos estilos de liderazgo femenino: el que imita al masculino, y el que no. En más de una ocasión me he encontrado con organizaciones donde las mujeres que han alcanzado puestos directivos son clones de sus pares masculinos (de esto la moda sabe mucho, y sino que se estime el número de trajes de chaqueta vendidos en comparación con el resto de prendas en las tiendas cercanas a zonas financieras) Pero, como dice mi maestro Mario Dether, no es una cuestión de lideres hombres o mujeres, sino de estilos organizacionales masculinos y femeninos (que haría yo sin este tipo de aclaraciones)
Casualmente, la llamada nueva generación Y (nacidos a partir de 1981) poco a poco se adentra en el mercado laboral con mucha fuerza e imponiendo sus normas. Valoran la flexibilidad, la comunicación y la transparencia en la gestión; demandan un estilo de liderazgo participativo y conciliador. Un estilo organizacional que se adapte a la libertad de movimiento exigido y a los nuevos paradigmas. Nuevas generaciones demandan estilos organizativos femeninos... nuevas generaciones demandan un cambio..... Yes, we can
Y hablando de flexibilidad, un estudio llevado a cabo por Steps Leaders, dice que las mujeres son mejores líderes en épocas de inestabilidad.
Hablando en plata, hombres y mujeres somos complejos, distintos y lo más importante, complementarios a la hora de “ver el mundo” No existe un modelo de liderazgo tipificado, pero nuestros esquemas de pensamiento son distintos, ya que entre otras cosas, la fisionomía de nuestro cerebro es distinta, ya sean en el tamaño del lóbulo frontal, parietal o la "simple" conexion neuronal.
Esto le da a la mujer (a priori) una mayor adaptabilidad frente a situación de crisis o de desgaste emocional. Si bien la mujer tiene, en general, mayores dificultades en su autocontrol emocional, no deja que las emociones le paralicen en la toma de decisiones y asume el riesgo como parte del juego.
La consultora Houston confirma el lento crecimiento de las mujeres en los puestos ejecutivos. Dice a su vez, y es algo muy latente, que existen dos estilos de liderazgo femenino: el que imita al masculino, y el que no. En más de una ocasión me he encontrado con organizaciones donde las mujeres que han alcanzado puestos directivos son clones de sus pares masculinos (de esto la moda sabe mucho, y sino que se estime el número de trajes de chaqueta vendidos en comparación con el resto de prendas en las tiendas cercanas a zonas financieras) Pero, como dice mi maestro Mario Dether, no es una cuestión de lideres hombres o mujeres, sino de estilos organizacionales masculinos y femeninos (que haría yo sin este tipo de aclaraciones)
Casualmente, la llamada nueva generación Y (nacidos a partir de 1981) poco a poco se adentra en el mercado laboral con mucha fuerza e imponiendo sus normas. Valoran la flexibilidad, la comunicación y la transparencia en la gestión; demandan un estilo de liderazgo participativo y conciliador. Un estilo organizacional que se adapte a la libertad de movimiento exigido y a los nuevos paradigmas. Nuevas generaciones demandan estilos organizativos femeninos... nuevas generaciones demandan un cambio..... Yes, we can