19 agosto, 2010

Esto es New York?

En este lugar la vida cruza un semaforo y apenas se detiene a mirarte.

Esta ciudad es para los abandonados, para los que no supieron estar solos. Esta ciudad esta hecha para los desamparados, los perdidos, los aislados. Para quien no supo disfrutar de una puesta de sol. Para quien todo lo quiere para nada poder compartir.

Esta ciudad está vacía de contenido. Es un gran escenario disperso. Es una montaña de vidas que tiemblan y desvanecen en un after work. Es una ilusión perdida, una mancha de tinta de un papel en blanco.

Esta ciudad está hecha para los muertos en vida. Para los ahogados de ansiedad. Para lo que no encontraron su lugar en el mundo.

En esta ciudad te sientes abatido. Constantemente alerta, frustradamente perdido. Aquí hace frío inside y calor outside. Es fácil enfermar.

Las paredes chorrean angustias, los niños fuman puros, los tacones son algo más puntiagudos.
Decía Lorca que la aurora de nueva york tiene cuatro columnas de cieno y unas escaleras para que los pobres toquen el cielo. Hay tickets por todas partes para comprar una noche de deseo.

Nueva York es una tristeza constante, una patada de luz, un alimento indigesto. Nueva York provoca urticaria. Nueva York está desolada, es un abanico roto que no abanica si no es para soplar el aire caliente sobrante.

Ni mezlcas ni modas. Todo es un engaño. Todo es un paraíso de hojalata. Es una enorme mentira de 100 dólares por noche. Una estafa que se supo vender mejor en Hollywood que en una tienda en ChinaTown.

Nueva york es una bestia que te come, que te absorbe y te vomita. Que templa tu mente hasta hacerla consumista. Que explota tus emociones hasta hacerte sentir mierda. Que te deja tirado en el suelo, y no pretende que te levantes....

Sí amigos, esto en Nueva York, el resto.... ya sale en las películas.

06 agosto, 2010

Recopilando

Hace tiempo que he dejado de escribir. Hace tiempo que no siento la necesidad de dar lecciones. Sin embargo, siento el deber conmigo misma de reflexionar y encontrar el hilo conductor que me lleva en esta vida a vivir a mi manera.

En esta reflexión me miro, hace un año, un día como hoy. Por entonces pasaba una crisis que hoy aún comparte habitación con la ansiedad y el insomnio. Por aquellas me acompañaba quien hoy ya es ausencia y sólo forma parte de una llamada ocasional adornada de un hola como estás.

Por entonces creía saber lo que hoy ignoro. Me suponía alumna aventajada. Me suponía que la vida no podría arrebatarme la tan ansiada paz. Pensé que ya no hacía falta seguir luchando....

Durante este largo año reviví situaciones y controversias. Vi con mentiroso asombro cómo el mundo se desmoronaba. Incorporé a mis ansías las ansías del más ansioso que hasta hoy he conocido. Quisé y amé y nunca mentí sobre aquello que hoy se ha convertido en un cariño interminable. Cumplí con excelente hipocresía labores que alimentaban el estómago. Entendí que este año lo importante no era ser feliz sino seguir siendo. Abandoné la sana costumbre de pagar por ser escuchada, y me equivoqué apenas unas cincuenta millones de veces.

Después sufrí una pérdida de la que aún hoy me siento culpable. Acepté estar de nuevo acompañada de mi espejo, y comencé a imitarme cada día.

Aprendí a vivir con el miedo a la muerte. A saber que nadie puede darme lecciones, y que todos, absolutamente todos, somos unos infelices que no nos conformamos con lo que tenemos. Afortunadamente ahora sé distinguir a los amigos de los borrachos. A lo que les interesa cómo estoy de las hienas que con mi dolor renuevan su conversación en el café.

Distinguí la ignoracia del trabajo; el saber hacer del saber comportarse. Me grabé a fuego la mentalidad de propietario. Desterré viejos mitos y por qué no, le cogí el gusto a tener unas manos expresivamente bonitas.

Con las cenizas aún candentes recogí mis pedazos y volé a otro océano. Allí me encontré con la mayor de las angustias: no saber para qué vine al mundo. Mientras miraba por el cristal de un autobús alguién me preguntó qué hora era, y yo le respondí con mi mirada: es hora de que me ames.

Regresé sabiendo lo que no quería. No dudé en volver a tropezar con la misma piedra, de hecho, es la piedra con la que he elegido tropezar el resto de mi vida.

Ahora, me siento relativa. La rigidez del pensamiento se ha convertido con los años en una constante adaptación al mundo que cada día cambia conmigo. Ahora no puedo decir qué soy, porque soy todo y no soy nada. Todo cabe en un instante.

Ahora puedo sentirme polivalente sin pensar que soy una dispersa. Puedo reconocer que he alojado mis sueños en el borde de unos labios que no sé si algún día podré decir que me pertenecen. Ahora no tengo miedo en reconocer que soy muy débil, que todo puede hacerme daño. Que no pasa nada por no ser fuerte, que no pasa nada por perderlo todo y empezar de cero.

Esto es lo que soy. Lo que he aprendido en este año. De esto está formado mi cariño. De esto se componen mis abrazos mi ayuda y mi deseo.

Mañana emprendo un viaje que traerá aire fresco y nuevos recuerdos que compartir con los míos. Renovadas enseñanzas y humildades. Mis angustias volarán conmigo, pero hoy, milagrosamente, me siento tranquila.