22 mayo, 2009

Sobre el clan de la corbata-traje-oscuro

Ayer asistí a la presentación del libro "el alma de las organizaciones" del pensador Javier Fernandez Aguado. Varias cosas me gustaron, otra más me asombraron, y otras me decepcionaron... no sé por donde empezar.

A las 18.30 postrada yo delante del armario dudaba entre un atuendo "vaqueros-informal" o un atuendo "vaqueros-formal" es decir, con tacón. Opté por este último. Pensé que no existirían apenas ejemplares del clan del corbatatrajeoscuro.

Al llegar me quedé sorprendida. Tuve la sensación de haber retrocedido en el tiempo unos 10 años. TODOS, absolutamente todos los allí presentes, salvo un par de despitados como yo (eso sí, ellos no osaron a llevar vaqueros) pertenecían a la escuela de moda pricewaterhousecooper o lo que es lo mismo, llevo corbata y traje oscuro y tengo cara de estirado porque así tengo mayor credibilidad. "Bueno-pensé- vieja usanza. No le des más vueltas"

Hasta aquí, apreciaciones estético-cotillas de la mujer que llevo fuera.

El acto comenzó puntual. De las presentación de entradilla de los allí presentes, mejor no destinar ni una línea. Horrendas, pésimas, sin contenido ni continente... en fin para qué más. Apunto estaba yo de emitir ese gran bostezo con lágrima incluída cuando comenzó su intervención Fernández Aguado, el prota de acto. Al escucharle te das cuenta de dos cosas: 1) Qué ignorante eres. 2)Pero como se te ocurre ir por la vida pensando que sabes algo. Sinceramente, si pudiera, le pagaría para que me hablara en privado un par de horas a la semana. Me fascinan las personas con tanta cultura. Y no me refiero a la cultura de los quesos y los Sethes Godines, sino a la cultura de poder hablar de los godos, los templarios o los romanos y sacar conclusiones sobre sus sistemas organizativos...

Claro, si luego te lees el libro (confieso que lo llevo a la mitad) te das cuenta de que realmente, no cuenta nada nuevo. Sí es nuevo el abecedario, algo novedoso el enfoque, pero no nos dice nada que no podamos intuir con un poquito de instrospección y autoconocimiento. Todo está inventado, en temas de management, sólo puedes innovar en la prioridad que le otorgas a las cosas.

Saqué además, otras reflexiones.
Los pensadores como Fernandez Aguado destinan muchisimas horas de su vida a investigar y estudiar la lógica histórica para después aplicarla a los sistemas organizativos, pero apenas hay personas que le dedique el mismo esfuerzo a estudiar o detectar los errores en la enseñanza. Hay una parte de nuestro carácter que se forja en la familia y en la escuela, y cuando llegamos a la empresa, es inmutable. ¿Por qué no destinar tiempo a estudiar cómo debemos educar a las nuevas generaciones (y me refiero a los niños de 3 a 12 años) para que al ser adultos, los términos del alma no le suene a cachondeo?

Segunda reflexión. Menos quesos, y más lógica histórica. Este pensamiento lo he plasmado ya, sobre todo cuando critico a Seth Godin (parece que soy la única que piensa que este hombre no dice nada nuevo y no merece la reputación obtenida) Para dar lecciones, hay que enteder lo que Luis Huete llama la lógica biológica y Fernandez Aguado plasma en su lógica histórica. Es de locos pensar que no se puede aprender del pasado porque los condicionantes son distintos. Señores, el cerebro humano es una estructura primitiva que requiere de millones de años de evolución adaptativa. No es un Pc que se actualiza a diario. Creemos que estamos capacitados para gestionar de otro modo porque la tecnología nos lo permite, pero olvidamos que nuestra estructura de pensamiento es la misma que la que tenían los romanos.

En definitiva, todo está ya hecho. Los consultores tenemos la manía de cambiarle el nombre a las cosas para justificar nuestra existencia. No os dejéis engañar, sigue siendo humo y paja.

01 mayo, 2009

Pasemos de la innovación, a la transformación

Llevo tiempo teniendo ganas de publicar una conclusión a la que he llegué uno de esos días de babia intelectual. Sí, ése momento Forrest Gump en el que estás mirando al cielo sentado en un banco comiendo bombones, y de repente sueltas un "eureka" que primero quieres cotejar con el resto de la humanidad.

Cada día que pasa, pienso que debo quitarme el lastre de definirme como "consultora de innovación" Creo que comienza a ser un bulo, una farsa, un mal menor. Ahora he comenzado a entender que esto no va de innovar o de tecnologuear. Esto va de transformar radicalmente nuestros esquemas de pensamiento, y nuestro modo de entender lo que nos rodea.

La vida, la época actual, las cosas en general, cambian. Cambias tú con el paso del tiempo, cambian tus aspiraciones, cambian tus ideas. Ves crecer a tus hijos y te das cuenta de que el tiempo pasa, y no puedes hacer nada por evitarlo.

En la empresa y las instituciones sucede igual. Estamos en un periodo que seguramente, cuando tengamos 80 años, diremos que fue histórico. Una energía mundial ha comenzado a girar, los valores han comenzado a cambiar de verdad. El poder ya no es de los demás, el poder ha vuelto a nosotros. Ahora queremos elegir, queremos soñar, queremos vivir. Ahora, en el puesto que ocupamos en una organización, buscamos libertad de actuación, buscamos ser felices, buscamos compaginar nuestras aspiraciones personales con lo que tenemos que hacer ahí dentro. Hemos cambiado, estamos cambiando. Esto ya no va a ser lo que era.

Leo a Brian Bacon, un consultor que lanza un mensaje muy bonito a las organizaciónes: chavales, la misión, la visión y todo lo que os habéis inventado para justificar vuestra presencia, no sirven. Ahora, lo que de verdad sirve, es que tú, como líder, quieras hacer que tu gente sea feliz. y vivan mejor. Ése es el único valor que debe mover a tu compañía.

En el momento Forrest Gump que os contaba antes, me vino a la cabeza algo que voy a comenzar a desarrollar y que me gustaría que fuera la base de un seminario que si el mundo quiere, comenzaré a impartir en el mes de septiembre. La idea de partida es la siguiente (a ver qué opináis):

"El retorno de la inversión (ROI) que es consecuencia de una inversión de innovación en marketing, sólo consigue incrementar el valor especulativo de tu marca o de tu organización"

Sí, sé que es un poco complejo. Lo explico de otro modo: imagina que con esto de internet, inviertes en hacer llegar tu producto o servicio de otra manera a tu cliente. Haces una inversión y consigues un beneficio, un retorno. Pues bien, si sólo te has dedicado a innovar en ese aspecto, y no te has preocupado de lo que algunos autores hemos empezado a llamar innovación orgánica ( en su versión más simple, hacer que tu gente sea feliz) lo que habrás conseguido es incrementar el valor especulativo de tu marca. Habrán subido el valor de tus acciones, pero en el medio plazo, seguirás teniendo el mismo tamaño, pues no has invertido en lo que de verdad te hace crecer.

En el seminario que estoy empezando a diseñar, argumentamos esta idea. Explicamos y ponemos ejemplos de empresas que no tuvieron en cuenta la innovación orgánica; la transformación de sus ideas. Explicaremos cómo puedes cambiar las cosas no desde la punta del iceberg (que como dice Bacon, lo haces usando misión, visión etc) sino el fondo, las corrientes subterráneas, lo que de verdad mueve al mundo.