18 octubre, 2009

Gigimo: el efecto colateral en estado puro

Ha pesar de todo, me gusta comprar el periódico los domingos. Me crié en una familia que los fines de semana se reunía entorno a un vermút y unas aceitunas de Camporreal, y sentada en una terraza con sillas de metal y mesas siempre cojas o desniveladas, se repartía los sumplementos para leer los sinsabores de la vida.

Me gusta leer las cosas con el detenimiento que permite el papel, y hoy leo cosas en el periódico que me alucinan por su innovacion. Y no me refiero a la doble página dedicada a Spotify, sino al artículo del País sobre el falso himen para musulmanas creado por una empresa china llamada Gigimo

Es la hostia! resulta que han inventado un cacharrito que colocado 20 minutos antes de la relación sexual, permite segregar un líquído semejante al sangrado que tendría una mujer virgen el primer día de su incursión al pecado. Con esto, las mujeres musulmanas tienen el poder de mentir, digo de elegir.

Obviamente, la comunidad musulmana más ortodoxa ha reaccionado. Quién venda este producto en Egipto será azotado, apedreado y encarcelado. En este caso, nadie se acuerda de que el primer matrimonio de Mahoma fue con una viuda que tenía de virgen lo que yo.

La noticia me fascina, de hecho, me voy a hacer fan de Gigimo. Sabiendo la polémica, invierten y fabrican un producto que saben tendrá millones de beneficios. Que viva la doble moral. Lo mejor: el precio; 30 €. Barato teniendo en cuenta el coste de oportunidad: si mancho, en mi "primera" vez, soy válida para la sociedad. Sino, soy una deshorna. ¿Te apetece saborear la experiencia?

Pensado sobre el tema, he descubierto que existe un nuevo tipo de innovación: aquel producto o servicio que siendo innovador por sus características intrínsecas y resultados de negocio, genera un efecto colateral que da lugar a nuevas formas de resolver una cuestión social. Cuando el efecto colateral es de mayor importancia que la propia innovación intrínseca, estamos ante algo realmente sorprendente: el cambio en estado puro.

Y claro, ahora viene la reflexión. Qué dificil es esto de las culturas, de la diversidad y de la gestión cultura-religión-industria. A pesar del rechazo, este producto será rentable. Sinceramente lo deseo, le pegaríamos una patada en el culo a la idiosincrasia neardhental. Pero por otro lado me entristece, pues se fomentará el statu quo y las cosas seguirán siendo como son, sólo que con tecnologías que llaman a ocultar lo que una mujer realmente desea.

Sí, otra cañita por favor....y a ver si cambiamos las mesas! que hoy todas cojean.....