Ayer asistí a la presentación del libro "el alma de las organizaciones" del pensador Javier Fernandez Aguado. Varias cosas me gustaron, otra más me asombraron, y otras me decepcionaron... no sé por donde empezar.
A las 18.30 postrada yo delante del armario dudaba entre un atuendo "vaqueros-informal" o un atuendo "vaqueros-formal" es decir, con tacón. Opté por este último. Pensé que no existirían apenas ejemplares del clan del corbatatrajeoscuro.
Al llegar me quedé sorprendida. Tuve la sensación de haber retrocedido en el tiempo unos 10 años. TODOS, absolutamente todos los allí presentes, salvo un par de despitados como yo (eso sí, ellos no osaron a llevar vaqueros) pertenecían a la escuela de moda pricewaterhousecooper o lo que es lo mismo, llevo corbata y traje oscuro y tengo cara de estirado porque así tengo mayor credibilidad. "Bueno-pensé- vieja usanza. No le des más vueltas"
Hasta aquí, apreciaciones estético-cotillas de la mujer que llevo fuera.
El acto comenzó puntual. De las presentación de entradilla de los allí presentes, mejor no destinar ni una línea. Horrendas, pésimas, sin contenido ni continente... en fin para qué más. Apunto estaba yo de emitir ese gran bostezo con lágrima incluída cuando comenzó su intervención Fernández Aguado, el prota de acto. Al escucharle te das cuenta de dos cosas: 1) Qué ignorante eres. 2)Pero como se te ocurre ir por la vida pensando que sabes algo. Sinceramente, si pudiera, le pagaría para que me hablara en privado un par de horas a la semana. Me fascinan las personas con tanta cultura. Y no me refiero a la cultura de los quesos y los Sethes Godines, sino a la cultura de poder hablar de los godos, los templarios o los romanos y sacar conclusiones sobre sus sistemas organizativos...
Claro, si luego te lees el libro (confieso que lo llevo a la mitad) te das cuenta de que realmente, no cuenta nada nuevo. Sí es nuevo el abecedario, algo novedoso el enfoque, pero no nos dice nada que no podamos intuir con un poquito de instrospección y autoconocimiento. Todo está inventado, en temas de management, sólo puedes innovar en la prioridad que le otorgas a las cosas.
Saqué además, otras reflexiones.
Los pensadores como Fernandez Aguado destinan muchisimas horas de su vida a investigar y estudiar la lógica histórica para después aplicarla a los sistemas organizativos, pero apenas hay personas que le dedique el mismo esfuerzo a estudiar o detectar los errores en la enseñanza. Hay una parte de nuestro carácter que se forja en la familia y en la escuela, y cuando llegamos a la empresa, es inmutable. ¿Por qué no destinar tiempo a estudiar cómo debemos educar a las nuevas generaciones (y me refiero a los niños de 3 a 12 años) para que al ser adultos, los términos del alma no le suene a cachondeo?
Segunda reflexión. Menos quesos, y más lógica histórica. Este pensamiento lo he plasmado ya, sobre todo cuando critico a Seth Godin (parece que soy la única que piensa que este hombre no dice nada nuevo y no merece la reputación obtenida) Para dar lecciones, hay que enteder lo que Luis Huete llama la lógica biológica y Fernandez Aguado plasma en su lógica histórica. Es de locos pensar que no se puede aprender del pasado porque los condicionantes son distintos. Señores, el cerebro humano es una estructura primitiva que requiere de millones de años de evolución adaptativa. No es un Pc que se actualiza a diario. Creemos que estamos capacitados para gestionar de otro modo porque la tecnología nos lo permite, pero olvidamos que nuestra estructura de pensamiento es la misma que la que tenían los romanos.
En definitiva, todo está ya hecho. Los consultores tenemos la manía de cambiarle el nombre a las cosas para justificar nuestra existencia. No os dejéis engañar, sigue siendo humo y paja.
A las 18.30 postrada yo delante del armario dudaba entre un atuendo "vaqueros-informal" o un atuendo "vaqueros-formal" es decir, con tacón. Opté por este último. Pensé que no existirían apenas ejemplares del clan del corbatatrajeoscuro.
Al llegar me quedé sorprendida. Tuve la sensación de haber retrocedido en el tiempo unos 10 años. TODOS, absolutamente todos los allí presentes, salvo un par de despitados como yo (eso sí, ellos no osaron a llevar vaqueros) pertenecían a la escuela de moda pricewaterhousecooper o lo que es lo mismo, llevo corbata y traje oscuro y tengo cara de estirado porque así tengo mayor credibilidad. "Bueno-pensé- vieja usanza. No le des más vueltas"
Hasta aquí, apreciaciones estético-cotillas de la mujer que llevo fuera.
El acto comenzó puntual. De las presentación de entradilla de los allí presentes, mejor no destinar ni una línea. Horrendas, pésimas, sin contenido ni continente... en fin para qué más. Apunto estaba yo de emitir ese gran bostezo con lágrima incluída cuando comenzó su intervención Fernández Aguado, el prota de acto. Al escucharle te das cuenta de dos cosas: 1) Qué ignorante eres. 2)Pero como se te ocurre ir por la vida pensando que sabes algo. Sinceramente, si pudiera, le pagaría para que me hablara en privado un par de horas a la semana. Me fascinan las personas con tanta cultura. Y no me refiero a la cultura de los quesos y los Sethes Godines, sino a la cultura de poder hablar de los godos, los templarios o los romanos y sacar conclusiones sobre sus sistemas organizativos...
Claro, si luego te lees el libro (confieso que lo llevo a la mitad) te das cuenta de que realmente, no cuenta nada nuevo. Sí es nuevo el abecedario, algo novedoso el enfoque, pero no nos dice nada que no podamos intuir con un poquito de instrospección y autoconocimiento. Todo está inventado, en temas de management, sólo puedes innovar en la prioridad que le otorgas a las cosas.
Saqué además, otras reflexiones.
Los pensadores como Fernandez Aguado destinan muchisimas horas de su vida a investigar y estudiar la lógica histórica para después aplicarla a los sistemas organizativos, pero apenas hay personas que le dedique el mismo esfuerzo a estudiar o detectar los errores en la enseñanza. Hay una parte de nuestro carácter que se forja en la familia y en la escuela, y cuando llegamos a la empresa, es inmutable. ¿Por qué no destinar tiempo a estudiar cómo debemos educar a las nuevas generaciones (y me refiero a los niños de 3 a 12 años) para que al ser adultos, los términos del alma no le suene a cachondeo?
Segunda reflexión. Menos quesos, y más lógica histórica. Este pensamiento lo he plasmado ya, sobre todo cuando critico a Seth Godin (parece que soy la única que piensa que este hombre no dice nada nuevo y no merece la reputación obtenida) Para dar lecciones, hay que enteder lo que Luis Huete llama la lógica biológica y Fernandez Aguado plasma en su lógica histórica. Es de locos pensar que no se puede aprender del pasado porque los condicionantes son distintos. Señores, el cerebro humano es una estructura primitiva que requiere de millones de años de evolución adaptativa. No es un Pc que se actualiza a diario. Creemos que estamos capacitados para gestionar de otro modo porque la tecnología nos lo permite, pero olvidamos que nuestra estructura de pensamiento es la misma que la que tenían los romanos.
En definitiva, todo está ya hecho. Los consultores tenemos la manía de cambiarle el nombre a las cosas para justificar nuestra existencia. No os dejéis engañar, sigue siendo humo y paja.
"Los consultores tenemos la manía de cambiarle el nombre a las cosas para justificar nuestra existencia."
ResponderEliminarAlicia, la consultolabia se relaciona directamente con la psicolabia ;-)
http://yoriento.com/2008/11/la-psicolabia-ataca-de-nuevo-ms-retrica.html
No soy consultor pero trabajo mucho con el sector de la consultoría y es una pena como funciona las relaciones personales en el mismo. El tema de los trajes es muy peliagudo porque a mi muchas veces me dicen que los que no son capaces de llevar otro "mono de trabajo" no standar es por su falta de ingenio. Cuando uno vales es por su capacidad, su ingenio, su trabajo y no por su vestimenta. Hasta ahora visto como me da la gana y no soy brillante pero si soy persistente.
ResponderEliminarLa cultura excasea porque no invertimos en nuestra formación lo que deberíamos.
Saludos